Reeducando la Educación

domingo, marzo 18, 2007


Subcomisiones de Educación.

Al iniciarse un nuevo año académico y aproximarse el primer aniversario de la “revolución pingüina”, quisiera compartir una experiencia que me parece digna de ser replicada y masificada, a diferentes niveles, en nuestra sociedad.

El año recién pasado, fui invitado, junto a una profesora y consultora en gestión de calidad de la Fundación Chile, a participar en unas jornadas organizadas por una Red de Orientadores de colegios particulares-subvencionados de la Quinta Región. Esta actividad, que se realizó en la ciudad de Villa Alemana, congregó a alumnos de educación media, profesores, padres y apoderados de los establecimientos pertenecientes a dicha red. El propósito, era conversar acerca de las competencias necesarias de desarrollar para enfrentar con éxito la educación superior y la inserción al mundo laboral.

El devenir de la conversación nos llevó a reflexionar y discutir temas como la calidad de la educación chilena, la importancia de la capacitación docente, el rol de la familia, la responsabilidad de los alumnos en el aprendizaje, la necesidad de incorporar en el currículum el desarrollo de los procesos psicoafectivos, el papel que desempeñan las teleseries y los programas de farándula en la educación chilena, la importancia del almuerzo familiar, los cambios que genera el uso de la tecnología, estrés laboral y salud familiar, entre otros. Fue muy interesante, advertir la evaluación que los propios alumnos hacen de la educación que reciben y del tipo de sociedad que este país les ofrece, así como también, escuchar las propuestas que formularon todos los participantes.

Sin embargo, al momento de la evaluación, no fue la variedad de los temas tratados ni lo agradable que resultó la actividad, lo que más llamó la atención de los asistentes, sino el advertir la necesidad de crear espacios, para que las personas interesadas conversen respetuosamente acerca de la educación que recibimos los miembros de nuestra sociedad.

Ninguna persona, medianamente informada, duda de la mala calidad de la educación chilena, en especial, de la que reciben los alumnos de los establecimientos educacionales financiados íntegramente por el Estado. Al mismo tiempo, da la impresión, que un porcentaje significativo de la población, cree que mejorar la calidad de la educación es de responsabilidad exclusiva del gobierno, limitándose su participación a exigir que las autoridades de turno resuelvan la crisis en la que nos encontramos.

Desde mi particular perspectiva, si bien reconozco que la resolución de este problema requiere que el gobierno esté realmente dispuesto a invertir en la educación chilena y a hacer los esfuerzos necesarios para gestionarla adecuadamente, me parece que la educación es un tema demasiado relevante en la vida de las personas, como para dejarlo exclusivamente en las manos de los actores políticos y sus tan singulares decisiones. Más aún, creo que como sociedad cometemos un grave error, al esperar que sólo la inteligencia de los políticos defina el tipo de país en el que vamos a habitar.

Es por esto, que me parece necesario crear muchas subcomisiones de educación, donde se reflexione y se discuta acerca del tipo de país que deseamos construir. A su vez, estas subcomisiones debieran constituirse en entes fiscalizadores de la calidad del servicio que reciben nuestros hijos y jóvenes, exigiendo a quienes corresponda el efectivo cumplimiento de los acuerdos alcanzados.

Seamos adultos, convirtámonos en gestores de nuestras vidas, responsables de nuestra historia y gobernantes de la educación chilena.



Rodrigo Robert Zepeda.

Psicólogo. Docente PSP-UNAB Viña del Mar.